Weiss impulsa a Filipinas

Jueves 26 de abril de 2012.– Nuestro hombre es alto y tiene la voz grave. Cuando entra en la sala, la atención se centra inevitablemente en él. Michael Weiss es el tipo de persona que se arruga ante nada. Además, el entusiasmo de este técnico alemán de 47 años resulta contagioso, como ha demostrado sobradamente su experiencia con la selección filipina, que a sus órdenes ha alcanzado cotas sin precedentes.
Weiss trabaja principalmente en Manila, pero el gran momento que vive en los últimos tiempos la selección filipina la ha convertido en tema de conversación también fuera de la capital. Los Azkals, apodo con el que se conoce popularmente al combinado filipino, han ocupado titulares en periódicos de todo el mundo después de lograr el tercer puesto en la Copa Challenge de la AFC celebrada en Nepal.
“La conquista de la medalla de bronce fue el mayor éxito de la historia de la selección filipina. Estos jugadores serán recordados siempre”, asegura con entusiasmo y orgullo Weiss en exclusiva para FIFA.com. “Antes de esta competición, nadie nos había tomado realmente en serio, pero ahora nos miran con respeto. Ha llegado el momento de intentar dar el siguiente paso y meternos entre los equipos de nuestra región que desafían a las grandes selecciones de Oriente Medio y, posteriormente, también a Japón, Australia y República de Corea”.

Proyecto ambicioso al alza

Weiss es un hombre con ambiciones y está decidido a hacerlas realidad. Experto en el Extremo Oriente y en África, el técnico trabajó en Japón, RP China y Ruanda antes de hacerse cargo de la selección filipina a principios de 2011. Cuando llegó al puesto, el fútbol no ocupaba un lugar destacado entre las preferencias de la población, para la que el baloncesto era el deporte más popular. Sin embargo, con sus recientes éxitos, los Azkals se han acostumbrado a causar sensación entre los 92 millones de filipinos.
“Ahora, los estadios se llenan cuando jugamos en Manila. Los aficionados inundan de color los partidos y veneran a los jugadores como si fueran estrellas del pop. El entusiasmo es fantástico y cada vez que lo vivo se me pone la piel de gallina”, asegura este licenciado en Ciencias del Deporte. Sus ojos brillan cuando nos cuenta que el fútbol filipino ha vivido una revolución en los últimos meses. “Buscamos jugadores por todo el mundo, trabajamos paso a paso en mejoras tácticas y en inculcar al equipo una mentalidad ganadora. Notamos cómo el reconocimiento aumenta, igual que el nivel de los rivales contra los que jugamos partidos de preparación. Tenemos que seguir por este camino”.

La mentalidad también cuenta

El ex guardameta, que forma parte del Proyecto de Entrenadores en el Extranjero de la Asociación Alemana de Fútbol (DFB), se siente como pez en el agua en Asia. Weiss está casado con una japonesa y asegura que “cuando se trabaja en esta región, la competencia social desempeña un papel clave. Resulta fundamental aceptar la mentalidad de aquí. No tiene sentido llegar blandiendo el proverbial ‘mazo alemán’ y querer cambiarlo todo por la fuerza”. Precisamente, puede que esa actitud sea a veces parte del secreto del éxito de Weiss. “Sin embargo, está claro que también se trata de inculcar a los jugadores que el éxito sólo se alcanza a base de trabajo y de un cierto grado de disciplina”.
Weiss ha sabido encajar en su nuevo destino. Unos 20 internacionales, de los que se ocupa principalmente el técnico, juegan en clubes de Filipinas. Además, desde hace un tiempo, el plantel se va reforzando gradualmente con futbolistas de Europa y América, criados en estos continentes pero de origen filipino. “Para los partidos grandes vienen jugadores de Inglaterra, España y Alemania. Uno de los retos que me he marcado es alcanzar un determinado nivel con el equipo habitual en una primera fase de preparación, lo que después nos permite entrenar de forma eficiente para los partidos grandes cuando se incorporan los jugadores que vienen del extranjero”.

Refuerzos llegados del extranjero

La estrella de la actual selección filipina se llama Stephan Schröck. A sus 25 años, el zaguero, que dentro de dos meses llegará al Hoffenheim alemán procedente del Greuther Fürth, recién ascendido a la Bundesliga, no disimula su total disposición para meterse en un avión durante horas e incorporarse a la selección filipina si el seleccionador así lo requiere. “Cuando el equipo cuenta con Schröck y con Manuel Ott, que juega con los aficionados del FC Ingolstadt, de la segunda división alemana, o Jerry Lucena, de Dinamarca, en el doble pivote defensivo, tenemos capacidad para, en un buen día, complicarle la vida a cualquier equipo asiático de segunda fila”, asegura convencido Weiss.
En cualquier caso, Weiss es perfectamente consciente de que no tendría mucho sentido llenar el equipo de estrellas procedentes del extranjero. “No se trata de lograr éxitos a corto plazo, sino de darle un futuro al equipo y de lograr que el fútbol arraigue en los corazones de los filipinos”, explica el seleccionador. Sus pupilos James y Phil Younghusband resultan fundamentales a la hora de acometer esta empresa. Los dos hermanos se formaron en el Chelsea inglés, pero viven desde hace tiempo en Manila y juegan en un club de la ciudad. “Está claro que son dos jugadores muy importantes para la identidad del equipo”.

“Paso a paso”

En todo caso, Schröck fue el último que estuvo a punto de desatar la locura en Filipinas. En la segunda ronda de la fase de clasificación asiática para la Copa Mundial de la FIFA 2014, el combinado filipino cayó por 3-0 en el partido de ida en Kuwait, pero “Schröcky”, como le apodan los aficionados, anotó de fuerte disparo el 1-0 poco antes del descanso en la vuelta y convirtió el estadio de Manila en una caldera. “Al final perdimos por 1-2 y la decepción fue grande, pero les dije a los muchachos que levantaran la cabeza, porque aquello era sólo el principio”.
En cualquier caso, ser conscientes de que los milagros no existen también forma parte de la filosofía que Weiss quiere implantar. “Creo que es un peligro que las expectativas de la gente se disparen tan rápido. Los elogios por los primeros éxitos saben bien, pero no debemos olvidar que, a pesar de todo, tenemos que ir paso a paso”, advierte un Weiss que es consecuente en la gestión del equipo y no tiene sitio para jugadores que no estén preparados para seguir esta filosofía.

Australia, el gran objetivo

“Me considero afortunado y estoy encantado de poder trabajar con personas como Mariano Araneta, presidente de la Asociación Filipina de Fútbol, y Dan Palami, Director Deportivo. Ellos saben que el camino correcto es el que se recorre paso a paso, y me brindan el apoyo necesario a la hora de tomar decisiones difíciles”, afirma Weiss. “Si seguimos así, contando además con la colaboración del Proyecto de Entrenadores en el Extranjero de la DFB, seguro que el futuro nos deparará alegrías”.
¿Y a qué alegrías se refiere exactamente? “Sería muy pronto para hablar de clasificarse para un Mundial, pero estoy convencido de que en la competición preliminar del Mundial 2018 superaremos la segunda ronda”, opina Weiss. “En cualquier caso, nuestro gran objetivo es ganar la Copa Challenge 2014, porque eso nos daría el pase para la Copa Asiática que se disputará en Australia en 2015. Es una meta realista y supondría llegar a donde queremos”, añade. La élite continental comienza a asomar en el horizonte.

*Con información de la FIFA

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