Argentinos con destino París

Jueves 19 de julio de 2012.– A pesar de su corta historia, el París Saint-Germain, que fue fundado en 1970, se ha forjado ya una larga tradición: la de fichar jugadores argentinos con un rico bagaje de experiencia, garra y técnica. FIFA.com pasa revista a este contingente sudamericano que ha participado en el encumbramiento de un PSG con ambiciones de instalarse en la élite.
Cuando llegó a París en 1977, Carlos Bianchi venía de triunfar durante siete temporadas en Vélez Sarsfield y durante cuatro en el Reims, donde inscribió 107 goles. Su mareante promedio goleador fue de 0,7 tantos por partido. En aquella época de pelos largos, su cráneo despoblado era muy fácil de distinguir en el área contraria, por la que se paseaba a placer con su porte desgarbado. Rematador inmisericorde, infligió una sextupleta al PSG el 9 de agosto de 1974 mientras aún lucía la camiseta del Reims, que salió victorioso por 6-1.
Por más talento que aportó el Virrey, el PSG no pudo salir de la zona media de la tabla, y Bianchi se marchó en 1979 al campeón francés de la época, el RC Estrasburgo. "Lamento sobre todo no haber logrado cambiar la mentalidad de algunos jugadores", rememora hoy Bianchi. "Me peleaba a menudo con mis compañeros de equipo, porque algunos de ellos no sudaban la camiseta. Al marcharme del PSG, dije que no era un club profesional. El PSG no se correspondía con mi concepción del fútbol". Sin embargo, durante su residencia en París, el ariete argentino marcó 37 goles en 38 partidos en su primer año, y 27 en el segundo.
Gabriel Heinze nació en el municipio entrerriano de Crespo, de madre italiana y padre de origen alemán. Gabi fue durante tres años el niño mimado del Parque de los Príncipes. Actúa con la misma eficacia como lateral que como pieza de contención, y es el prototipo del defensa físico, animado por un frenesí de victoria que le impulsa a batirse por todos los balones como si la vida le fuera en ello. En los 132 partidos que jugó con la camiseta del PSG, anotó pocos goles (8) pero evitó una montonera.
Al cabo de tres temporadas, ávido de cosechar títulos, Heinze dejó el Camp des Loges con dirección al Manchester United y luego al Real Madrid. "Pero el PSG seguirá siendo siempre el club de mi corazón", declaró antes de cruzar el Canal de la Mancha. "Viví una historia de amor verdadero con el París y sus seguidores". El sentimiento fue recíproco durante mucho tiempo, concretamente hasta el año 2009, momento elegido por el defensa internacional para fichar —¡oh, audacia!— por el Olympique de Marsella.
Juan Pablo Sorín también era un lateral izquierdo que sabía desenvolverse a las mil maravillas en el mediocampo. Este trotamundos impenitente portó el brazalete de capitán de la Albiceleste durante la Copa Mundial de la FIFA Alemania 2006. No jugó más que una temporada en el PSG, pero de los 26 partidos que disputó no perdió ninguno. Otra de sus particularidades curiosas: mientras muchos jugadores se sienten atraídos por las discotecas y demás tentaciones de la Ciudad de la Luz, Sorín apreció su estancia parisina más que nada porque podía pasarse horas en los museos.
Gabriel Calderón era el antihéroe por antonomasia. Era un futbolista polivalente, pero el rol que más le gustaba era el de mediocampista ofensivo. Trabajador, cumplidor, motor central, se impuso como titular indiscutible de 1987 a 1990. "Cuando fiché por el PSG, yo tenía muchas ilusiones porque se trataba de un equipo ambicioso y decidido a luchar por los títulos", recuerda ante los micrófonos de FIFA.com. "Sin embargo, el primer año estuvimos muy cerca de descender a segunda división. Fue una decepción enorme. Por suerte nos salvamos en la última jornada. Mi segundo recuerdo fue cuando perdimos el título al año siguiente contra el Marsella, el eterno rival, a tres fechas de la conclusión". En total, Calderón entabló 102 partidos (11 goles) con el PSG en tres temporadas sin títulos pero no sin emociones: "No puedo olvidar el cariño que siempre me demostró el público del PSG".
El caso de Osvaldo Ardiles fue diferente. Campeón del mundo con Argentina en 1978, este hábil volante de extraordinaria técnica no haría más que una escala relámpago en París (14 partidos). En efecto, en el punto álgido de la Guerra de las Malvinas en 1982 entre su país y el Reino Unido, el argentino decidió abandonar provisionalmente la disciplina del Tottenham. Pero regresó a los Spurs una vez que amainó el conflicto.
En general puede decirse que los defensas han sido más fieles que los delanteros. Es el caso de Ramón Heredia (1977-79) y de Mauricio Pochettino (2000-03), reconvertido con éxito en entrenador, mientras que Omar da Fonseca (1985-86), luego comentarista deportivo de renombre, así como Marcelo Gallardo (2007-08) y Martín Cardetti (2002-03) apenas tuvieron tiempo de darse a conocer.
El porvenir nos dirá qué huella dejarán en París Ezequiel Lavezzi y Javier Pastore, los dos últimos numerarios argentinos del PSG, pero ambos harían bien en escuchar las lecciones de su glorioso antecesor Gabriel Calderón: "Si hay un consejo que puedo darles es que lo den todo y que aprovechen su chance, porque los parisinos sabrán reconocer sus méritos".

*Con información de la FIFA

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