Aránguiz: "Podemos revertir la serie"

Miércoles 20 de junio de 2012.– Tras su sensacional 2011, la Universidad de Chile se había desacostumbrado a perder. Ahora atraviesa una encrucijada: si desea mantener con vida el sueño de obtener su primera Copa Libertadores, está obligado a remontar el 0-2 que le propinó Boca Juniors en el partido de ida por las semifinales de la máxima competición continental de clubes.
Ya sabe que la tarea no será sencilla. De hecho, Boca marcó más diferencia en el juego de la que pudo plasmar en el tanteador. Para peor, apenas tres días después de ese cachetazo, la U debió poner la otra mejilla para aguatar el que le pegó Colo Colo, su rival de toda la vida, que también le ganó 2-0 pero el duelo por las semifinales del Torneo Apertura chileno, haciendo tambalear su ilusión del tricampeonato.
“Las derrotas nos golpearon fuerte, pero no hay tiempo para lamentos”, admite a FIFA.com Charles Aránguiz, uno de los jugadores clave de este ciclo exitoso de la Universidad de Chile. De cara al encuentro de vuelta con Boca, el volante ofensivo recalca: “Está claro que tenemos razones futbolísticas de sobra para dar vuelta la serie. Si entramos concentrados, esa parte va a salir bien. Lo importante ahora es templar en ánimo”.

Vocación de ataque

Dueño de una gran visión de juego, dinamismo y verticalidad, Aránguiz resultó pieza importante del andamiaje ofensivo del equipo que ganó en 2011 dos títulos nacionales y la Copa Sudamericana. A los 23 años, el Príncipe parece haber alcanzado finalmente el estatus de gran volante ofensivo que todos le auguraban allá por 2006, cuando debutó con la casaca de Cobreloa con apenas 16.
Aránguiz, incluso, adquirió mayor protagonismo tras la partida de Eduardo Vargas a Italia. “Es cierto, estoy en el mejor momento de mi carrera”, reconoce quien naciera en Puente Alto el 17 de abril de 1989. “Desde que llegué me sentí muy bien porque pude adaptarme rápido en un grupo donde conocía a la mayoría de los chicos. Eso se nota en el campo” agrega el volante de 1,71 metros de altura, que arribó a la Universidad de Chile a comienzos de 2011 por expreso pedido de su entrenador Jorge Sampaoli.
Su buen momento en el club se extendió a la selección, como quedó en claro durante la última doble jornada de eliminatorias para la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014 ™, al anotar un gol en cada una de las victorias que, como visitante, la Roja cosechó en Bolivia y Venezuela. Los dos tantos exhibieron su vocación ofensiva, no sólo por haber anotado ambos en tiempo de descuento -uno en cada mitad-, sino por terminar definiendo jugadas que él mismo había iniciado y acompañado hasta al área rival.
El gol, sin embargo, no es una de las marcas registradas de su juego. Sin ir más lejos, aún no ha convertido ninguno en la actual Libertadores. “Contra Boca sería un buen momento para empezar a hacerlos”, dice con la seriedad de alguien que entiende lo que está en juego. “La clave, sea yo o cualquiera, pasará por no desaprovechar las opciones que tengamos. Ellos tienen mucho oficio y no van a darnos muchas oportunidades”, analiza.

Antecedentes que ilusionan

Esta no es la primera vez que Universidad de Chile tiene la espada contra la pared en la Copa: por octavos de final, perdió en Ecuador 4-1 con Deportivo Quito, aunque luego se despachó con un rotundo 6-0. “Igual, no imagino un partido con tantos espacios como ese”, avisa Aránguiz. “Boca no te los da, te presiona muy arriba… Eso nos sorprendió en Buenos Aires: nos apretaron cerca de nuestra área y jamás pudimos hacer nuestro juego, que es por abajo, siendo dinámicos y rotando harto para abrir huecos. Sencillamente no nos dejaron”, admite.
Pero Aránguiz no permite que este partido puntual tape una realidad: la versión 2012 de la U no ha logrado repetir fuera de casa los éxitos resonantes que el modelo 2011 cosechó en Brasil, Argentina o Ecuador durante la última Copa Sudamericana. ¿A qué se debe? “Por un lado, los rivales: los clubes que juegan la Libertadores se refuerzan más y mejor”, analiza. “Por el otro, aquí ha llegado gente nueva. Y si bien ha rendido muy bien, aún faltan ajustes para volver a ser aquel equipo del año pasado”.
El volante, no obstante, entiende que el rendimiento de local ha crecido. “En Santiago siempre hemos encontrado la manera de resolver los partidos”, fundamenta. Los números le dan la razón, ya que sobre cinco encuentros jugados en casa, ganó cuatro y empató y uno, con 16 goles a favor y cinco en contra. La única igualdad, vale aclarar, fue ante Libertad de Paraguay por cuartos de final, serie que bien puedo haber perdido y recién resolvió en los penales. Un resultado igual ante Boca, que además está invicto como visitante en Copa, significaría el adiós…
“No podemos pensarlo de ese modo”, cierra Aránguiz. “Como dije antes, debemos jugar concentrados, apostar a lo nuestro y hacer un partido inteligente. Tenemos todo lo que hace falta revertir esta situación”.

*Con información de la FIFA

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