Torino, entre la gloria y la tragedia

Viernes 22 de junio de 2012.– El Torino Fútbol Club está estrechamente ligado a los momentos más gloriosos pero también a los más trágicos de la historia del fútbol italiano. La pasión, el empeño de victoria y el espíritu de sacrificio siempre han sido los tres valores fundamentales para tener el derecho de portar la venerable camiseta granate.
FIFA.com retrata la historia de un club que ocupa un lugar único en el corazón de todos los italianos desde la catástrofe aérea de Superga, en 1949, en la que pereció toda su plantilla.

El nacimiento de una institución

El club fue fundado la tarde del 3 de diciembre de 1906 en Turín, en el bar Voigt de Pietro Micca, donde, convocados por el suizo Alfred Dick, se habían reunido 23 fieles del FC Torinese y disidentes del Juventus. Estos últimos querían desmarcarse de la decisión de los Bianconeri de adoptar el profesionalismo. Así nació el Foot Ball Club Torino. Dick ofreció la presidencia de la nueva entidad a su compatriota Hans Schoenbrod, ex jugador reconvertido en apasionado directivo.
Durante algunas semanas, el Toro, como se le conoce familiarmente en Italia, conservaría los colores del Torinese, una camiseta a rayas verticales amarillas y negras. La subsiguiente elección del color granate está asociada a dos versiones diferentes. Según la más corriente, Alfred Dick era seguidor del Servette de Ginebra, que lucía uniforme granate. Según otras fuentes, la decantación por ese tono infrecuente en el mundo del fútbol se explica por ser también el color de la Brigada de Saboya —responsable de la liberación de Turín tras ser ocupada por las tropas francesas— que había adoptado como emblema un pañuelo color sangre en memoria del mensajero abatido cuando iba a anunciar la victoria.
El club registró su primer triunfo oficial 13 días después de su fundación, por 3-1 sobre el Pro Vercelli, y se adjudicó el primer derbi contra el Juventus el 13 de enero de 1907, por un resultado de 2-1. A partir de 1912, el Toro fue entrenado durante 10 temporadas por Vittorio Pozzo, que luego conquistaría las Copas Mundiales de 1934 y 1938 como seleccionador de Italia. Los turineses dieron que hablar al convertirse en el primer club europeo que se embarcó en una gira por Sudamérica, una verdadera aventura en aquellos tiempos. Ganaron los seis partidos que disputaron al otro lado del Atlántico, entre los que cabe destacar los entablados contra el Corinthians y contra la selección de Argentina.

La forja de una leyenda

Hubo que esperar hasta 1928 para ver al Toro aferrar su primer Scudetto bajo la presidencia del conde Enrico Marone Cinzano, que sentó las bases del gran Torino al fichar a varios jugadores de primer orden. El argentino Julio Libonatti, que luego fue el primer oriundo en jugar con la Nazionale, Adolfo Baloncieri y Gino Rossetti conformaron así el Trío Maravilla y cosecharon la bagatela de 89 goles durante la temporada de su primera consagración.
En 1939, Cinzano cedió su sillón a Ferruccio Novo, que enseguida pasaría a la historia como "el padre del gran Torino". Apenas unos meses más tarde, un equipo mítico vería la luz del día: Bacigalupo, Ballarin, Maroso, Grezar, Rigamonti, Castigliano, Menti, Loik, Gabetto, Mazzola y Ossola.
Estos 11 jugadores configuraron uno de los elencos más compenetrados de la historia del fútbol de clubes. Valentino Mazzola —padre de Ferruccio y Sandro, que luego serían futbolistas ilustres de la entidad— era el capitán y el alma de esta formación que batiría todos los récords. Entre 1943 y 1949, el Toro encadenó cinco títulos nacionales consecutivos pese a la suspensión de la liga por causa de la guerra. Durante la temporada 1947/48, el Toro alcanzó la plenitud al adueñarse de un nuevo título batiendo todos los récords del campeonato, algunos de los cuales, como el de la diferencia de goles (125 a favor y 33 en contra), aún se mantienen. El Torino, que a la sazón abastecía al combinado nacional con no menos de 10 jugadores, devino así el símbolo de una Italia que levantaba la cabeza, y el color granate se puso de moda en toda la península.
Pero el 4 de mayo de 1949 un drama terrible golpearía a la institución en su cénit. En su vuelo de regreso desde Lisboa, donde el Toro había participado en el jubileo del futbolista del Benfica José Ferreira, el avión en el que viajaban 31 personas entre jugadores, directivos y periodistas, se estrellaría contra la parte posterior de la Basílica de Superga por culpa de una niebla espesa y de un problema en el altímetro. No hubo ningún superviviente. De un golpe, el Torino había sido barrido de la faz de la Tierra.
El 6 de mayo, medio millón de personas asistieron a los funerales de las víctimas del accidente, y el Torino fue designado campeón de Italia a cuatro jornadas para su conclusión a propuesta del resto de los clubes de la Serie A. El Toro tardaría casi 30 años en revalidar ese entorchado.
El primer descenso a la Serie B, en 1959, fue seguido por un ascenso inmediato. En los años sesenta, los turineses volvieron a frecuentar los primeros puestos, pero una nueva desgracia se abatió sobre el club con la muerte en accidente de tráfico de su gran promesa, Gigi Meroni, la Mariposa Granate.
Después de levantar dos trofeos de la Copa de Italia, en 1968 y 1971, el Torino se alzó en 1976 con su primer Scudetto desde la catástrofe de Superga, gracias sobre todo a sus dos delanteros Paolo Pulici y Francesco Graziani, y gracias también a un tal Renato Zaccarelli, futuro entrenador del plantel.

En la actualidad

Desde ese éxito, el Torino ha coronado cimas, como la final de la Copa de la UEFA en 1992 y la victoria en la Copa de Italia en 1993, pero también ha sufrido graves problemas financieros. Así las cosas, durante muchos años la entidad oscilaría como un yoyó entre la Serie A y la Serie B.
Al término de la temporada 2011/12, particularmente festiva para la ciudad de Turín por el encumbramiento en liga del Juventus, el Toro reascendió a la Serie A. Con el apoyo de sus incondicionales, la primera tarea del Torino será seguir construyendo sobre sus sólidos cimientos para asegurarse la permanencia en la élite. En cualquier caso, Turín vuelve a vibrar ante la idea de vivir nuevos derbis.

El estadio

El Torino, que siempre ha sido un club muy movido, ha cambiado a menudo de estadio en el transcurso de su historia. Los tres primeros años de su existencia se instaló en el velódromo Umberto I. De 1910 a 1926, se mudó cuatro veces de casa, antes de echar raíces en su mítico Filadelfia, inaugurado oficialmente el 17 de octubre de 1926.
Al comienzo de la campaña 1963/64, los Granates se domiciliaron en el estadio Vittorio Pozzo, más conocido con el nombre de Comunale, con capacidad para 65.000 espectadores. La Copa Mundial de la FIFA 1990 propició un nuevo traslado, esta vez a Delle Alpi. Por último, en 2006, el Toro fijó su cuartel general en el Estadio Olímpico de Turín, cuyo aforo ha sido reducido a 27.994 asientos cubiertos, es decir, 30.000 localidades menos que las que tenía el proyecto inicial, con el fin de ajustarse a las normas de seguridad.

*Con información de la FIFA

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