Sábado 28 de abril de 2012.– En una zona tan socialmente conservadora como Asia occidental, no es sencillo para ninguna mujer destacar en el fútbol. Sin embargo, Darine Fakhreddine, la guardameta titular de la selección femenina del Líbano y del combinado de fútbol sala del país, se ha convertido en una gran motivación para todos aquellos que creen que, con el apoyo y la guía adecuados, el fútbol femenino de Oriente Próximo pueda hacer realidad su ilimitado potencial.
Fakhreddine empezó su aventura cuando tenía nueve años y jugaba al balón con los niños de su barrio. Desde entonces ha llegado muy lejos: ha militado en clubes del Líbano y del extranjero y ha participado en campeonatos nacionales y continentales.
Su logro más reciente consistió en conquistar el título de mejor guardameta del Campeonato Femenino de Futsal de la Federación de Fútbol de Asia Occidental (WAFF) 2012, disputado en Bahréin. Siempre modesta, la gran arquera atribuye el mérito de buena parte de su éxito a su hermano y a su primer entrenador, Ashraf Mahjoub.
“Cuando tenía 18 años jugaba al baloncesto”, ha explicado a FIFA.com sobre sus comienzos en el deporte. “Una vez estaba pasando el rato controlando el balón con la cabeza y los pies, cuando Ashraf Mahjoub me vio y me invitó a participar en un partido de prueba que había organizado. Así empezó todo”.
“Le debo mucho al entrenador Ashraf”, prosigue. “Me ayudó a formarme un estilo y a ganar experiencia en mi carrera, y me apoyó cuando me fui a Jordania a jugar con el Al Ansar. Él me dio a conocer”.
Fakhreddine ha conseguido mucho hasta la fecha, pero no le ha resultado fácil. “En las sociedades árabes, todo el mundo piensa que el fútbol es cosa de hombres”, afirma la arquera, de 31 años. “Aquí no es como en Europa, donde se cuida el fútbol femenino”.
Sin embargo, las oportunidades para las mujeres son mejores ahora que nunca antes, como ella misma explica: “Cuando yo empecé, en Jordania había solamente cuatro clubes que ofrecieran fútbol femenino. Ahora ya tenemos ocho equipos en la liga y mucho más competitivo. También interesa cada vez más el fútbol sala femenino”.
Ascensión rápida a la cumbre
De camino al Campeonato Femenino de Futsal de la Federación de Fútbol de Asia Occidental 2012, el Líbano había quedado descartado del grupo de aspirantes al título. No en vano, su asociación nacional se había visto obligada a organizar a toda prisa una competición de fútbol sala entre 200 jugadoras para elegir a las 27 representantes del país, y las integrantes de su selección llevaban juntas únicamente dos meses.
Sin embargo, este combinado prácticamente improvisado a última hora, alcanzó resultados impresionantes. Destacó en la fase de grupos, donde se impuso a Palestina y Qatar y, aunque perdió ante Jordania, consiguió pasar de ronda. En semifinales, las libanesas pusieron contra las cuerdas a la poderosa Irán hasta forzar la tanda de penales que sentenció su eliminación.
“Se trataba de mi segunda participación en el Campeonato de Futsal de la WAFF, y fue realmente exitosa, porque hicimos un trabajo maravilloso y desplegamos un juego estupendo”, comenta Fakhreddine, realmente orgullosa de los logros de su equipo.
“La primera vez que disputamos la competición fue hace cuatro años en Ammán”, añade. “No conocíamos bien las reglas del fútbol sala y perdimos contra Irán por un margen aplastante. Esta vez ha sido diferente. Fuimos el único equipo, aparte de Irán, que jugó como hay que jugar, y sorprendimos a todos con la calidad de nuestro juego. Humillamos a las iraníes hasta el punto de que estuvimos a punto de eliminarlas de la competición”.
Cuando le preguntamos cómo fue posible que el combinado se conjuntara tan bien en tan poco tiempo, Fakhreddine responde: “Nos entrenamos con ahínco durante dos meses con el seleccionador Hussein Dib, quien hizo un trabajo estupendo puliendo nuestro juego y mejorando nuestro tono físico”.
El apoyo, esencial
Con tantos logros individuales en su palmarés, Fakhreddine espera ilusionada el próximo reto: causar sensación con la selección nacional libanesa de fútbol. Junto con sus compañeras de equipo, desea emular los resultados recientes de la selección masculina de su país en la clasificación de la Zona Asiática para la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™.
Sin embargo, por encima de todo, es bien consciente de que el éxito depende del apoyo auténtico y a largo plazo de los gestores de este deporte. “El fútbol femenino reúne muchísimo talento”, insiste con evidente frustración. “Sin embargo, es preciso que el gobierno nos preste más atención. A las niñas les encanta jugar al fútbol, pero no veremos progreso si no recibimos el apoyo que necesitamos”.
“En Europa, hay muchas ayudas”, añade. “Primero y principal, de las propias familias, que animan a las chicas a jugar, pero también del Estado. Aquí es diferente. Nos topamos con demasiados obstáculos”.
La guardameta confía en que la victoria de Japón en la Copa Mundial Femenina de la FIFA Alemania 2011™ proporcione a los países árabes el incentivo necesario para subir el listón de su juego. Además, está deseando transmitir su experiencia a las próximas generaciones de mujeres futbolistas.
“He participado en montones de sesiones de entrenamiento”, manifiesta a modo de conclusión. “Algún día, espero transmitir parte de esa experiencia a otras jugadoras. En el Líbano también se necesita profesionalizar el fútbol femenino, para que podamos cerrar la brecha que nos separa de otros países”.
*Con información de la FIFA
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