Domingo 1 de julio de 2012.– La euforia se apoderó de las calles de Madrid para festejar los cuatro goles con los que la selección española se impuso a Italia en la final de la Eurocopa 2012 en Kiev logrando la "triple corona" tras las victorias en la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010 y la Eurocopa 2008.
En un ambiente de fiesta, los aficionados celebraban entrada la noche la histórica victoria, a la espera de acoger el lunes como héroes a los jugadores de la Roja, que debían ser recibidos por el rey Juan Carlos antes de lanzarse a una tarde de festejos iniciada con un recorrido por las avenidas de la capital.
Vestidos con la camiseta de la selección española, con sombreros y pelucas de los colores nacionales y la bandera de España pintada en la cara, miles de hinchas, en su mayoría jóvenes, se apoderaron de las calles del centro de la capital.
"¡Campeones! ¡Campeones!", coreaban mientras invadían por miles la céntrica plaza de Cibeles, frente al Ayuntamiento de Madrid, lugar tradicional de peregrinaje de los aficionados madridistas.
En una cálida noche de verano, grupos de jóvenes se bañaban completamente vestidos en la fuente de la plaza de la Puerta del Sol tras haber seguido el partido en los bares o por las pantallas gigantes.
"España ha jugado el partido ideal, por eso Italia no ha podido hacer nada", afirmaba eufórico David Gutiérrez, de 23 años, entre los miles de hinchas que se habían reunido para seguir el partido al pie del estadio Santiago Bernabeu.
"No ha sido tan difícil ganar como esperábamos, nos esperábamos una Italia más agresiva", afirmaba a su lado Fermín Muñoz, también de 23 años. "¡Es un sueño!", agrega.
Todo el país se había cubierto por un día de rojo y gualda, con banderas en los balcones, en las antenas de los coches, en los bares y en torno a los cuerpos de los hinchas.
Una obsesión
Una única idea en todas las mentes: lograr la "triple corona" tras el Mundial de Sudáfrica y la Eurocopa de Austria y Suiza.
En el minuto 14, con el primer gol de David Silva el sueño comenzó a parecer posible. "¡Este partido lo vamos a ganar!", gritaba la multitud.
Pese a la euforia del 1-0 los hinchas españoles retuvieron la respiración cuando Italia se lanzó al ataque y gritaron de júbilo con cada despeje de Casilla. "Iker, Iker, Iker", clamaba la afición cada vez que el portero de La Roja frenaba un balón italiano.
Con el segundo gol, de Jordi Alba en el minuto 41, la euforia empezó a instalarse. "¡Campeones! ¡Campeones!", el grito sonaba en las calles.
Muchos sin embargo prefirieron no cantar victoria antes de tiempo.
"Estoy eufórico, pero tranquilo del todo todavía no, porque falta mucho partido", afirmaba Diego Garide, un comercial de 27 años. "El primer gol fue la mejor sorpresa que nos podía esperar un día como hoy", agregaba.
Antonio Hurtado, 42 anos, jardinero en un hotel de Tenerife, viajó expresamente a Madrid con su hijo de 9 años. También él prefería ser prudente. "No quiero sentirme campeón hasta que no lo soy. Italia es una muy buena selección. Pero me siento muy optimista", afirmaba.
En el descanso, los altavoces junto a las pantallas gigantes subieron los decibelios, por todas partes resonaba el "Que viva España".
Frente al café Marca, un bar de aficionados en el centro de Madrid, varias decenas de hinchas, con una lata de cerveza en la mano, salían a fumar un cigarrillo.
"Hoy está todo el país unido a una y ahora están todos en la Eurocopa y la crisis, no piensa nadie en el crisis", lanzaba Miguel Rever, un estudiante de 23 años.
Pero hubo que esperar a la segunda parte para respirar tranquilos. "¡Sí, sí, sí, la copa ya está aquí!", gritaban los hinchas en el tercer gol, de Fernando Torres, en el minuto 84, y el final de Juan Mata, sólo cuatro minutos después.
*Con información de la FIFA
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