Viernes 8 de junio de 2012.– ¡Todos a cubierta, que el viaje empezó!
Este viernes comenzó a recortarse el camino. La tripulación verde, talentosa y responsable como siempre, subió al barco que desde hace tiempo ya está cargado de ilusiones, la nave levantó las anclas y zarpó guiado por una brújula que se plantea la tarea de encontrar las coordenadas que le guíen a Brasil.
Lo retos son siempre parte de una nueva aventura y ésta, con esencia mundialista, los tiene también. José Manuel de la Torre, al timón, con su habitual liderazgo, es el encargado de comenzar a evadirlos con astucia y trabajo, su tripulación parece estar preparada para cada reto.
El primero de ellos se llamó Guyana y el Estadio Azteca fue una auténtica ola que el Tricolor supo tomar como impulso para seguir mirando hacia adelante, abrir camino entre mar y tierra para soñar con la gran fiesta sudamericana.
Y es que la tripulación mencionada, la verde, no está compuesta sólo de futbolista sino de millones de mexicanos que apoyan a su Selección con absoluta lealtad, en cualquier geografía y bajo cualquier circunstancia.
Estadio Azteca, según se dice entre la gente, es el nombre de esta nave irrompible, que ha salido avante de mil batallas y que es capaz de intimidar a cualquiera. Esta tarde noche vivió una fiesta, una especie de rencuentro….
10 minutos ante ese mar de emociones bastaron para que la tripulación azteca cantara su primera conquista; uno de los marineros más experimentados del navío verde, Carlos Salcido, prendió de volea una pelota que desnudó a la zaga de Guyana.
Los tres más osados del Tricolor, Chicharito, De Nigris y Dos Santos desenvainaron las espadas al 14’ consiguiendo el segundo cofre con olor a caipiriña. Giovani firmó con disparo cruzado que dejó sin oportunidad a Williams, cancerbero guyanés.
El segundo periodo parecía sentenciar todo con un autogol de Rodrigues que no pudo despejar luego de una intentona del Chicharito. Pero los de Guyana sacaron los cuchillos y enseñaron a los verdes que cualquier camino al Cono Sur será difícil y complicado.
Guyana apretó y en un descuido de los defensores mexicanos metieron un centro que se desvió en la pierna de Héctor Moreno para demostrarles a los pupilos del Chepo que el boleto a Brasil se tiene que trabajar los 90 minutos de cada juego.
La noche terminó calmando las aguas, los tres primeros puntos se guardaron en lo más profundo del barco azteca, la empresa aún aguarda mares hostiles como el del próximo martes en El Salvador. Pero el aprendizaje queda y los guerreros verdes sabrán cómo triunfar.
*Con información de la FEMEXFUT
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