México, DF, jueves 1 de mayo de 2014.– El seleccionador de Italia se enfrenta a un problema de lujo: la abundancia de opciones en ataque a su disposición. Hace unos meses, Giuseppe Rossi, Mario Balotelli y Stephan El Shaarawy parecían indiscutibles. Pero Rossi se ha lesionado y aún no ha regresado a la competición; El Shaarawy ha padecido un annus horribilis entre lesiones y crisis de juego en su club, el AC Milan; y Balotelli continúa dando una de cal y otra de arena.
Por otro lado, con el correr de los meses los veteranos han ido llamando cada vez más fuerte a la puerta de la Azzurra: Luca Toni pronto cumplirá 37 años, pero ha hecho 18 goles esta temporada; Francesco Totti ya los ha cumplido, pero sin perder ni un ápice de su visión de juego, lo que le ha permitido además acertar siete dianas; Antonio Cassano ha metido 11 goles a sus 31 años; y su coetáneo Alberto Gilardino, 14. Pero Cesare Prandelli siempre ha tenido una cierta debilidad por la nueva ola y hoy parece mirar con muy buenos ojos al dueto del Torino, Alessio Cerci y Ciro Immobile.
La eclosión de estos dos talentos largamente extraviados en el extrarradio de un Calcio que ofrece sus mejores puestos a los extranjeros es mérito de un entrenador atípico, Giampiero Ventura, de 66 años, que en 2011 aterrizó en el Torino, su 20º club. “Europa nunca ha sido nuestro objetivo. Yo quería sobre todo trabajar con un grupo de jugadores jóvenes, tutelados por otros más expertos, para construir la base del fútbol del equipo”, explica este defensor del osado esquema 4-2-4.
De la relegación a la confianza
Cuando Alessio Cerci llegó al Torino en 2012, venía de tocar fondo. Tras licenciarse en la cantera del AS Roma, hizo su debut en el primer equipo capitalino por iniciativa de Fabio Capello el 16 de mayo de 2004 a los 16 años y medio. Acto seguido fue dando tumbos del Brescia al Atalanta, pasando por Pisa, antes de regresar a Roma por nueve partidos y de ser transferido al Fiorentina. Pese a esa falta de estabilidad, Cerci era un asiduo de las selecciones nacionales juveniles. A continuación transcurrieron otros tres años de peregrinaje; primero, por culpa de las lesiones; luego, por desavenencias con los entrenadores pero también con los tifosi de la Viola, que le tomaron manía. Ventura lo escuchó, lo reconfortó, y le devolvió la fe en sí mismo al instalarlo en el flanco derecho del ataque, su puesto preferido.
La trayectoria de Ciro Immobile ha sido muy parecida. Después de tan sólo tres partidos con la camiseta del Juventus en su debut profesional en 2008, el delantero centro fue cedido al Siena, al Grosseto y al Pescara, donde conoció al gran formador de jugadores Zdenek Zeman durante la temporada 2011/12. El napolitano se destapó en la segunda división marcando 28 goles en 38 partidos, lo que permitió al Pescara retornar a la Serie A tras 20 años de purgatorio.
Pero en enero de 2012, la Juve vendió la mitad de sus derechos sobre el jugador al Genoa. “No creo que sea muy sano eso de imponer una nueva temporada de préstamo a un jugador de 22 años”, se lamentó entonces Immobile, que pasaría desapercibido en Génova (cinco goles en 33 encuentros). Con la esperanza de regresar pronto a su club principal, el delantero se fue a jugar a apenas unos cientos de metros de la casa de la Vieja Señora, en el Torino, a quien el Juventus revendió la mitad de los derechos que había recomprado al Genoa.
Eficaces hasta el final
Enseguida se hizo evidente que los dos delanteros se entendían a las mil maravillas, y su asociación iría adquiriendo consistencia al hilo de los partidos hasta conformar la dupla atacante más prolífica de la Serie A, con 33 goles y 13 pases decisivos. Immobile se ha encaramado a lo más alto de la clasificación de goleadores, con 21 dianas, ninguna de ellas de penal; y Cerci destaca con 13 goles y 11 asistencias decisivas.
“Yo tenía necesidad de confianza y de poder evolucionar en un ambiente tranquilo que me haga sentir importante. Pero no se me está subiendo a la cabeza. Sigo siendo el mismo de siempre, humilde y concentrado”, advierte Immobile, cuyo estilo de juego recuerda al del legendario Paolo Rossi.
Cerci debutó como internacional el 21 de marzo de 2013 contra Brasil (2-2), antes de participar en la Copa FIFA Confederaciones 2013. Su polivalencia en las dos bandas prácticamente le asegura una plaza en la lista definitiva de 23.
Immobile, por su parte, se estrenó con la Nazionale el 5 de marzo de 2014 en un partido amistoso en España (1-0 a favor de los anfitriones), pero está lejos de tener el billete asegurado. “Prandelli me conoce, sabe que yo trabajo duro. Si decide llamarme, lo daré todo por el equipo, como lo doy por el Torino”, asevera cuando aludimos a su posible enrolamiento. “Sería magnífico ir a Brasil juntos”, agrega Cerci. “Pero nuestras posibilidades dependen de nuestras prestaciones en el Toro. Tenemos que ser eficaces hasta el final”.
El debate está abierto en Italia, donde los más avisados recuerdan que Salvatore Schillaci no contaba tampoco más que con una única internacionalidad cuando fue llamado a filas para jugar en la Copa Mundial de 1990, de la que acabó proclamándose máximo goleador.
Con información de FIFA.COM
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