Viernes 9 de marzo de 2012.– A veces la mejor manera de salir adelante es regresar a casa. Así sea la segunda casa, como le ha ocurrido al delantero boliviano Marcelo Moreno, anteriormente muy ligado al fútbol brasileño, que ha decidido fichar por el Grêmio.
Después de pasar cuatro temporadas desiguales y discontinuas en Europa en tres países diferentes, el aún joven ariete de 24 años sólo quiere oír hablar ahora de jugar con regularidad. Y si es para la entusiasta y vibrante hinchada del Grêmio, tanto mejor. "Tomé la decisión correcta. Tenía ofertas de varios clubes de Brasil, algunas hasta de los más grandes, pero prevaleció mi interés por venir aquí", declara a FIFA.com el delantero centro, que ya ha marcado tres goles en lo que va de año. Uno de ellos lo hizo en un Grêmio-Internacional, lo que no le ha venido mal para congraciarse con el público de Porto Alegre. "Siempre sentí admiración por esta hinchada al ver la manera en que celebra las acciones. También vine por el proyecto que me ofrecieron. Todo eso me motiva bastante y estoy feliz".
Fronteras
Marcelo Moreno nació en Santa Cruz de La Sierra, Bolivia, hijo de un ex futbolista brasileño, Mauro Martins, a quien nunca llegó a ver jugar profesionalmente, pues su padre colgó las botas a mediados de los años 70. Mauro, sin embargo, ejerció una obvia influencia en la elección de oficio de su hijo. "Fue la persona que más me animó a ser jugador. Siempre quise serlo. Quería ir por el mismo camino que mi padre", recuerda.
Y efectivamente fue por el mismo camino, pero en sentido contrario. A los 17 años se trasladó desde el Oriente Petrolero de su ciudad natal al Vitória de Salvador de Bahía, y en ese paso, su padre volvió a ser fundamental. "Estuve solo en Salvador durante cuatro meses, pero al cabo de ese tiempo mi padre vino. Yo no sabía hablar muy bien portugués, y él tuvo que ayudarme bastante", relata Marcelo, que jugó con los ahora famosos Hulk (Givanildo Vieira de Souza) y David Luiz en el once titular del equipo.
Al final, la paciencia valió la pena. A partir de entonces, todo fue sobre ruedas. Moreno fue bicampeón del estado con el Vitória en 2005 y 2007, y llegó a vestir la camiseta de la selección brasileña sub-18 y sub-20 en partidos no oficiales. En 2007 fichó por el Cruzeiro, con el que se proclamó máximo goleador de la Copa Libertadores en 2008 haciendo gala de su enorme talento. A finales de ese año ya había sido contratado por el Shakhtar Donetsk ucraniano.
Peregrinaje
Cuando le preguntamos qué es más difícil, si llegar solo a un país vecino como adolescente o emigrar al Este de Europa como profesional ya formado y con la carrera básicamente consolidada, Moreno no titubea. "Fue muy difícil empezar en Brasil, pero eso no es comparable con la dificultar de salir de aquí y marcharse a Ucrania", asevera. "El idioma, la alimentación, la cultura son bien diferentes. Quién sabe si no fue eso lo que me hizo no rendir como hubiera deseado cuando llegué...".
El Shakhtar estaba construyendo poco a poco el equipo sobre la base de un grupo de jugadores brasileños, pero Moreno no conseguía hacerse un sitio. En 2009 acabó siendo cedido al Werder Bremen. El cambio de aires no le sirvió de mucho. "Por desgracia nunca pude jugar muy seguido", se lamenta. En 2010 probó suerte en la Premier League, esta vez prestado al Wigan, en cuyas filas tuvo más oportunidades bajo el mando del técnico Roberto Martínez. Cuando regresó al Shakhtar, sin embargo, el brasileño Luiz Adriano se había hecho fuerte como punta del ataque. Ahí fue cuando intervino el Grêmio.
Mirando adelante
En Brasil, Moreno está mucho más cerca de su patria, lo que también significa un acceso más fácil a la selección boliviana. La Verde sólo ha sumado un punto en los cuatro partidos que ha disputado en la fase de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA 2014, pero a juicio de nuestro interlocutor no es el momento de rendirse, máxime teniendo en cuenta el equilibrio que se evidenció en el continente durante la última edición de la Copa América. "Perú y Venezuela hicieron un buen trabajo, y nosotros también estamos creciendo", juzga. "La única manera de conseguir los puntos que queremos es ganar fuera de casa también y no sólo salir a por todas cuando jugamos de local".
Pero primero el boliviano ansía poder cumplir los trámites de ingreso en la selección. Su desempeño en el Grêmio le permite enseñar sus prestaciones sin sobrecarga, ya que a su lado cuenta con el aguerrido Kleber, conformando una dupla atacante en la que el club tricolor deposita mucha confianza. "Es un gran jugador, y creo que la hinchada tiene razón en confiar. Si seguimos trabajando de la misma forma que hasta ahora y compenetrándonos, pueden estar seguros de que los frutos van a madurar a su debido tiempo".
Durante la entrevista, Marcelo Moreno responde con aplomo y tranquilidad a cada pregunta. Su retorno, por lo visto, le ha hecho mucho bien. "Me estoy sintiendo muy bien aquí, muy a gusto", confiesa. Y concluye: "Me siento como si estuviera en casa".
*Con información de la FIFA
0 Comentarios